House, una serie que destaca en todos los sentidos: innovadora, dramática, intensa, divertida, transgresora y conceptualmente redonda. House es una serie "brutalmente perfecta", veamos porque.
Temporada 1
House
(T1)
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Título original | Brutalmente Honesto |
Nacionalidad | Estados Unidos de América |
Año | 2004 |
Género | Drama |
Formato | Color |
Duración | 42 |
Director | David Shore (Creator), Deran Sarafian, Daniel Sackheim, Bryan Singer, Daniel Attias |
Guión | David Shore (Creator), Deran Sarafian, Daniel Sackheim, Bryan Singer, Daniel Attias |
Fotografía | Gale Tattersall, Roy H. Wagner |
Música | Jason Derlatka, Jon Ehrlich |
Producción | NBC |
Distribuidora | Fox |
Reparto | Hugh Laurie, Lisa Edelstein, Omar Epps, Robert Sean Leonard, Jennifer Morrison, Jesse Spencer, Olivia Wilde, Bobbin Bergstrom, Peter Jacobson, Kal Penn, Anne Dudek, Stephanie Venditto, Sela Ward, Edi Gathegi, David Morse, Chi McBride |
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Sinopsis | La serie profundiza en la vida profesional y personal del doctor Gregory House, un médico de caracter insufrible y moral intachable que utiliza métodos sorprendentes pero funcionales para diagnosticar las enfermedades más complicadas. Cuenta con un equipo de ayudantes a su disposición: el irónico dr. Fóreman, la encantadora dr. Cámeron y el impredecible dr. Chase.
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Crítica | Puntuación del crítico: 10 | House, como muchos ya sabréis, es -además de “casa” en Inglés- una serie de televisión americana que ha cautivado a millones de espectadores en todo el mundo, cuya segunda temporada acaba de finalizar en los EE.UU donde la crítica y el público coinciden en señalarla como una serie magnífica, casi de culto a pesar de que solo lleva dos años de existencia. House pertenece a las “nuevas series”, que comenzaron a ser producidas en 1999 cuando Jerry Bruheimer dio el pistoletazo de salida a CSI destapando la caja de Pandora y dando lugar a una inmensidad de producciones en su mayoría excelentes que de alguna u otra forma nos están llegando a los espectadores españoles. CSI, 24, The Shield, Las Vegas, Anatomía de Grey, Sin Rastro, FireFly, Perdidos y un largo etcétera sirven de perfectos ejemplos para ilustrar un panorama que contrasta con la televisión española de hace 6 años, en las que no había ni una sola serie americana en parrilla y teníamos que soportar las insufribles ficciones nacionales.
Sin embargo hay algo en House que bajo mi humilde opinión hace que la serie se distancie de esta dinámica. Nombres como Bryan Singer (el genial director de Sospechosos Habituales) en la producción y dirección de la serie, ya hacían presagiar antes de su estreno, que House iba a ser algo distinto, algo especial. Y es que como fanático de la cultura naiff que soy (que es una forma fina de llamarme a mi mismo friki), consumo las series de televisión de un golpe, viendo como mínimo un capítulo por día, esa era la única forma de meterme de lleno en la trama, pues una semana de espera entre capítulo y capítulo me haría perder el hilo y no me engancharía por que la profundidad argumental de estas series no es demasiado alta (que es lo que me ocurre con CSI). Pero con House esto no ocurre: dos capítulos por semanas me sacian por completo durante cientos de horas en las que recuerdo una y otra vez los sarcasticos comentarios y las elaboradas tramas. Mirando mucho más atrás solo se me viene a la mente Expediente X como serie capaz de provocar este efecto en mi, un afecto que francamente añoraba.
Y es que House, dejando de lado la absolutamente perfecta y repleta de matices interpretación de Hugh Laure, es una serie fascinante de principio a fin. Empezando por unos personajes que a lo largo de la primera temporada han sido esbozados pincelada a pincelada en cada cápitulo, hasta el punto de conocerlos de forma sorprendente en los últimos episodios (siendo tremendamente meritorio que solo uno de los episodios se centre sus vidas privadas). Una doctora Cameron soberbia e inteligente (y preciosa) pero enamorada de alguien incapaz de amarla. Un doctor Chase cada vez más ambicioso y resentido. ¿Y que decir del genial doctor Fóreman, el único que planta cara a House y no se queda en el intento? Junto al amigo inseparable y leal Wilson y a la implacable y atractiva jefa Caddy, el entorno de House queda perfectamente descrito mediante unos personajes que definen a House como un hombre repleto de tristeza. Repleto de melancolía. La melancolía del artista, aunque en este caso se trate de un artísta del bisturí cuya obra sea hacer que la gente no se muera, siendo lo más trágico que el propio doctor no se pueda curar a si mismo.
Y precisamente ahí esta lo mejor de la serie: por encima de unas originalísimas tramas de reminiscencias policiacas, lo que realmente me apasiona -y hace que mi cerveza sepa mejor-, es el tratamiento que recibe el protagonista, cuya vida carecería de ningún sentido de no ser por su trabajo. No es que House sea brutalmente honesto, es que tiene una moral más sólida que la de ninguna otra persona: una moral que le hace priorizar sobre lo que es mejor y más importante en la vida de las personas y llegar a la conclusión de que la única forma de sobrevivir a su tragedia es ser frió y distante. Por que aunque jamás lo vaya a reconocer, no hay nadie más pasional que House, por eso no puede ni podrá tener una vida sentimental y un hueco para la siempre dispuesta doctora Cameron, porque siendo como es el, no podría soportar un nuevo fracaso.
Y todo esto me recuerda a otra gran serie, una algo más larga y compleja: la vida misma.
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Fox | |
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